viernes, 9 de julio de 2010

¿Dos Revoluciones gemelas?


Estamos en un mes “revolucionario” Hace 117 años, Zelaya y sus compañeros de armas entraron por la Cuesta del Plomo triunfantes y alegres, por cosas del destino, hace 31 años un 20 de Julio, un pueblo que se levantó con las armas desfiló alegre y libre por la Plaza de la República. Las escenas de alegría y esperanza pudieron ser la misma, pero es lo único en que se asemejan. Mientras una permanece semi oculta, la otra derrocha cantidades escandalosas del erario para festejarlo entre guaro y música contestataria con “El gallo ennavajado”
No minimizo, ni mucho menos el derrocamiento de la dictadura de Somoza, pero esa gesta se vio empañada por el entronamiento en el poder de un hombre carente de valores y de méritos para dirigir el destino de nuestro país. Más de lo mismo, mismo sistema, mismo status quo, mismas mañas. La Revolución de Zelaya promulgó La Libérrima, secularizó al Estado, la otra, dividió a la familia, llevó a niveles escandalosos los índices económicos, aletargó al país por diez años y no produjo ninguna transformación social en nuestra Nicaragua.
Nos quiere presentar el 19 de Julio como una fecha de alegría y de unión nacional, pero estoy seguro que ese día abre viejas heridas, produce resquemor e infunde miedo. Ese rótulo de un dirigente popular sonriente y pacífico es una vil mentira envuelta en un rosado fucsia insultante a la memoria histórica del nicaragüense de a pie.
Ojalá que se dé una nueva y auténtica revolución en Nicaragua, que deseche para siempre la idea de que el mortero, el garrote y el AK-47 pueden acallar las ideas, que desmitifique la idea de que un Mesías es el que nos guiará a la tierra prometida, que entierre para siempre el pensamiento del arribismo. Pero lo que más espero de esta revolución utópica es que carezca de guerrilleros barbudos y sucios y sus actores sean los hijos de un pueblo cívico y valiente. Ojalá que a la tercera sea la vencida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario