Hacé lo que yo digo, no lo que yo hago!

Honestamente a mi me enerva la doble moral, la hipocresía, la diferencia con las varas que medimos. Es que enoja ver la desfachatez con las que nos quieren ordenar hacer cosas que ni los "puros y castos maestros" que nos las ordenan se les ocurre poner en práctica. Pasa en todos lados, desde la religión, como cuando un sacerdote o un pastor, desde un púlpito nos da cátedras de moral y civismo cuando bajo la complicidad del anonimato cometen los más impuros actos. Sucede en la política cuando los mal llamados líderes ocupan los estrados para enlodar la cara de otros políticos y aparecer mansa paloma ante la vista de nosotros, sus incautos electores. Se traslada hasta nuestro trabajo, cuando nos enojamos porque nuestro compañero vino tarde o cuando no trabaja ni diez minutos al día, esas acciones las magnificamos y cuando cometemos los mismos errores los tratamos de meter debajo de la alfombra. Es molesta esa actitud de que soy mejor que vos, de comparara todo, de crear estandares para que la sociedad nos mire como ciudadanos ejemplares.
Creo que todo esto radica en la envidia de nuestros corazones, esa chochada que nos envilece, nos degrada como seres humanos y nos hace parecer como trogloditas. Aquella que campantemente ha tomado un lugar en nuestro corazón y nos lo ha manchado que ni con que pase tres días eb cloro se nos blanquea. Será posible vivir sin rencor, odio y envidia en nuestra vida? El que este libre de pecado que lance la primera piedra!