En esta época de antagonismos, diferencias ideológicas, pleitos, discusiones y debates, me pregunto por qué seguimos usando términos que ya, en mero siglo XXI y tiempos de la revolución tecnológica, suenan más arcaicos que ver a un dinosaurio dando una vuelta por tu patio.
Las ofensas más comunes llevan los infaltables epítetos tales como: Comunista, oligarca, burgués, desclasado, pandillero político, mercenario y muchos etcéteras más, pero hay dos apelativos que siempre que los utilizan los enconados rivales me dan ganas de reír; son los ya famosos: Derechista e izquierdista.
Como crecí leyendo periódicos, estoy familiarizado con las amenidades, y después del crucigrama, lo qué más hacía era encontrar las seis diferencias. Quiero que el lector, encuentre las diferencias entre estos seres mitológicos y acérrimos rivales, después de leer una serie de enunciados; a saber:
• Uno mira MTV, el otro también.
• Uno mira la Serie Mundial, los clásicos españoles y la Liga Nicaragüense de Beisból Profesional en el 4, el otro también.
• Uno compra en Galerías, La Unión, Metrocentro, El Oriental, el otro también.
• Uno toma café, lee el periódico, va a misa, el otro también.
• Uno da vueltas en su carro, saluda al bombero en la gasolinera, el otro también.
• Uno no participa en actividades de índole social, el otro tampoco.
• Uno se toma sus tragos de Flor de Caña o su cerveza Victoria, el otro también.
• Uno nunca ha leído El Capital ni Democracia en América, ni La Riqueza de las naciones, el otro tampoco.
Creo que ya saben donde quiero llegar, la única diferencia es que uno votó en la casilla 2 y el otro votó en cualquier casilla menos esa. Y eso es motivo suficiente para considerarlo tu enemigo ideológico. Eso basta para encasillarte.
Mi opinión es que Nicaragua demasiado se ha desgastado para seguir peleando por casillas ideológicas, no basta con usar etiquetas para sentirte mejor que tu vecino. Creo que es sumamente necesario que esas energías las usemos para trabajar por el país, para consensuar un plan de nación y para hacernos un examen crítico sobre lo que somos y lo que queremos.
La próxima vez que alguien me diga que soy de derecha, me limitaré a reírme, no es justo que sufra por la bilis derramada de alguien más. Y me acordaré que antes de ser derechista soy nica y tengo los mismos derechos que el ciudadano que me regalo ese calificativo.
Como si sos mejor, mas inteligente o mas "cool" por ser uno o el otro.
ResponderEliminarEstupendo.
O simplemente, a falta de argumentos, zas, la estocada que te da la "victoria" =)
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