Juela, clase embrollo!

Sentado frente a mi computadora, viendo un programa que se autodenomina cultural, sin música sonando en el iTunes, sólo escucho una mala melodía de jazz, que me imagino suena porque no es vulgar, de fondo también oigo el motor de los taxis Atoz, de las motos y de los buses Blue Bird que son amarillos, hasta ahí se nota la incongruencia del mundo, las paradojas, los contrasentidos, es que el mundo es así tan alucín que ni nos asusta. Está tan lleno de incongruencias que ya no se llaman incongruencias, se llaman cosas normales, hay países donde un gobierno minoritario rige los destinos de la mayoría, donde se ganan elecciones desde escritorios, donde una computadora cambia la historia de la elección, donde los votos se clasifican según la raza, donde las jerarquías sociales son tan indispensables que hasta asquean. Donde el negro quiere ser chele y el chele paga sumas increíbles de dinero para hacerse negro aun a costa de su propia salud, la cultura del tan, que emerge desde canales IN, desde canales alternativos, desde canales de chavalos. Estamos en un mundo donde mil personas apedreando objetos fijos, lanzando morteros, quebrando ventanales y pantries, si pantries, se le denomina pueblo. En un mundo donde mueren periodistas como perros, baleados, mueren desangrándose en sus carros, que imagen más recurrente, en un país donde chavalos saliendo de su universidad mueren en puentes peatonales, donde se bombardean ciudades con bombas inteligentes, lo de inteligentes no lo entiendo, ya que la mayoría de las noticias dicen que siempre hay muertos civiles, daños colaterales le llaman las autoridades militares, en un mundo donde por terquedad y huevonada mueren presos: políticos, comunes, tamales, lo que sea, seres humanos? Si. En un mundo donde se gasta la tinta de la primera plana para anunciarnos que se murió una modelo colombiana que a los nicas ni nos va ni nos viene, es mas ¡ni sabíamos quién era! Pero se manda a las páginas interiores el asesinato, no me van a demandar por llamarlo así? De una joven vecina de los editores del diario, en una camilla victima de su vanidad y del escalpelo inescrupuloso de un Cirujano Estético, juela ¡clase embrollo!