Desde el 19 de abril del 2018, Nicaragua no es la misma, la violencia es el pan de cada día de los nicaragüenses. Las redes sociales nos informan a cada minuto de una nueva ola de represión orquestada por las mentes maquiavélicas que habitan en El Carmen.
Me ha parecido curioso como los adláteres del régimen enfilan sus cañones para denunciar un golpe de estado, suave, le llaman ellos o una alteración al orden constitucional para destituir al presidente electo democráticamente por el pueblo. Pero, estas dos afirmaciones son falsas y escandalosas. En primer lugar, lo del golpe de estado es una soberana locura.
Un golpe de estado es “la toma del poder político de un modo repentino y violento, por parte de un grupo de poder, vulnerando la legitimidad institucional establecida en un Estado” Ninguno de los poderes políticos o fácticos en Nicaragua están amenazando al Presidente y la Vicepresidenta del país. La Asamblea Nacional sesiona incansablemente para emitir declaraciones apoyando al Poder Ejecutivo o para lamentar la instalación de tranques en la nación. El Ejército Nacional ha emitido comunicados en los que respaldan “los esfuerzos que realiza el Gobierno de Nicaragua en la búsqueda de una solución por la vía del Diálogo”
Ahora se ha acuñado un nuevo término para nombrar a un Golpe de Estado patrocinado por el Gran Capital, Golpe de mercado le llaman y es una serie de “cambios institucionales producidos por presiones de grupos económicos, utilizando mecanismos de desestabilización y caos en la economía” La mayor cámara de empresarios en Nicaragua, el COSEP, si bien es cierto ha montado marchas llamando a la democratización del país jamás ha presionado de manera tajante al Gobierno, de hecho ha puesto oídos sordos al clamor de una parte de la población para llamar al Paro Nacional.
Después de mencionar todos estos factores, de forma enérgica se debe de descartar el intento de un golpe de Estado.
Lo segundo es “tratar de derrocar a un gobierno electo y legítimo.” El Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo ni es legítimo ni fue electo por la mayoría de los nicaragüenses.
El 19 de octubre de 2009 los magistrados oficialistas de la Sala Constitucional de la CSJ derogaron una norma que prohibía la reelección. Luego, el CSE, presidido por el corrupto Roberto Rivas, anunció que habilitaría como candidato a Ortega y la estocada final vino el 7 de octubre de 2010, cuando por medio de un golpe de mano como llamaron en ese momento diputados opositores esta artimaña, la Asamblea Nacional aprobó una moción que permitía su reelección. El problema de todo esto es que para modificar la Constitución se necesitaban dos tercios de los votos y en esa ocasión fue aprobada por solamente 48 de los 92 votos. Desde su segundo mandato consecutivo, el gobierno de Daniel Ortega es espurio.
Nunca ha gozado del respaldo popular, las elecciones en Nicaragua, desde el 2008, son puro trámite para ver como se reparte el pastel el orteguismo con partidos zancudos como el PLC, APRE, PC, PLI, entre otros. La primera muestra del fraude electoral post revolución sandinista fue en los comicios municipales del 2008 cuando mas de 40 alcaldías fueron arrebatadas a partidos opositores y la charanga continuo sin tregua en el 2011 y en el 2016 cuando a las elecciones solo fueron grupos parasitarios conformados de hecho por miembros del partido orteguista.
En Nicaragua no hay golpe de estado, ni duro ni suave, así como tampoco hay un derrocamiento a un gobierno electo democráticamente, porque nunca lo fue, lo que hay es una insurrección desarmada de un pueblo que dijo basta, que se cansó de un gobierno que los quiere ver como títeres mientras satisfacen sus intereses, o como enemigos a muerte cuando uno se atreve a alzar su voz ante tantas injusticias, es un pueblo heroico y sin miedo que clama justicia por Alvarito Conrado, por Moroni López y por Franco Valdivia, un pueblo que no aguanta a vivir de migajas y que quiere vivir en libertad. Espero que los asesinos y sus compinches entiendan esto y de una vez por todas se vayan sin arrastrar a Nicaragua al abismo. Basta ya de mentir y manipular, Sandino estaría avergonzado de ustedes.
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