martes, 6 de septiembre de 2011

Mejor que esté allá.


Un dato es claro en Nicaragua, la gente o se quiere ir del país o tiene a alguien fuera de la patria. No sé si es el “efecto Ulises” que PAC nos explicaba en El Nicaragüense o que de verdad damos a Nicaragua por sentada. La mayoría nos damos por vencido, le damos la espalda al problema y agarramos nuestros bártulos buscando algo desconocido pero soñando que sea diferente.
En la última década el flujo de migrantes ha crecido considerablemente, ya el nicaragüense no migra por motivos políticos sino que lo hace por su sobrevivencia, por mejorar su calidad de vida y la de los suyos. Según un estudio del CEPAL, la proporción de remesas respecto al PIB alcanzan un poco menos del 20% y que los que las envían representan al 10% de la población total. Esto nos indica que los nicaragüenses que viven en el extranjero están haciendo las cosas por un país que le negó oportunidades.
También a los migrantes se les mira como un bloque económico, tanto desde la óptica gubernamental como la privada. Pero aún así se le niegan derechos básicos como el derecho al voto en el exterior y la imposibilidad de abrir una cuenta en el Sistema Financiero Nacional si no presenta su cédula de identidad; en otras palabras el nica en el exterior es una X, pero antecedida con un símbolo de dinero $.
El migrante es visto con mala cara, en el extranjero y en su propio barrio. En el extranjero por lucir o hablar diferente, en su barrio porque le fue a limpiar la mierda a culos de otros países. Se eliminan otras razones u otros empleos. Se desestiman las razones por las que se fue. Nada es importante como para trabajar de obrero o doméstica en otro lugar. El orgullo chauvinista nos ensena a comer basura aquí, antes que en otras latitudes.
Por esa razón el migrante nicaragüense es hostil y no confía en nadie, porque ni en su propio hogar lo miran como un propio, mucho menos que lo miren así en un lugar ajeno.
No he visto en esta campaña electoral ningún programa que permita el retorno de miles de compatriotas para establecerse en Nicaragua, como una forma de recuperar el tiempo perdido y como una forma de volver a creer en los que dimos por perdidos. No he visto tampoco a los candidatos a diputados proponiendo una ley para garantizar el voto en el exterior.
Estas actitudes me hacen creer que a los que viven en el extranjero no los quieren aquí, les incomoda el nuevo hablado y las nuevas costumbres, pero les interesan los dólares que diario entran a nuestro país. Talvez porque con ese dinero se hacen obras que nuestros políticos no pudieron hacer.
Ya es hora que la diáspora nica retorne y que los que estamos aquí no tengamos Visa para un sueño como el soundtrack de nuestra vida. ¿No lo creés vos también?

1 comentario:

  1. Qué buena y oportuna reflexión, es cierto no hay un planteamiento por parte de ningún candidatos sobre el retorno de los migrados o en la protección a los mismos cuando están fuera.

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