miércoles, 27 de abril de 2011

Del Vaticano y canonizaciones.


Toda la Iglesia Católica vive momentos de histeria en estos momentos. El 1ero. de Mayo, Benedicto XVI, santificará a su antecesor. El Papa viajero. Este nombre se debe a que es el pontífice que más viajes realizó en la historia de la Iglesia Universal, se contabilizan 105 viajes, el último lo hizo al Santuario de Nuestra Sra. De Lourdes. 230 días antes de su muerte. Querido por millones de creyentes, los cuales pidieron su canonización inmediata en sus funerales que tuvieron lugar en la Plaza de San Pedro. Su clamor fue escuchado a medias, desde la Edad Media ningún Papa canonizó a su predecesor. Vale destacar que sentí una gran estima por Juan Pablo II, aún sin conocerlo, me estremecí cuando viajando hacia la ciudad de El Viejo, la radio notificaba de su muerte. Fue un Papa que siempre escuchó a los jóvenes y supo venderse por los medios. Fue el Papa que más santos llevó a los altares, con un total de 482, a una media de 18.53 canonizaciones por año.
Pero me parece un poco precipitado este anuncio de santificarlo, debido a los múltiples casos de pedofilia que se revelaron durante su papado. A propósito de esto, quiero dejarles una columna que escribió el periodista de Univisión, Jorge Ramos, que aunque no es mi favorito, tiene varios puntos a su favor (http://jorgeramos.com/articulos/articulos615.html)
¿Cómo es posible que El Vaticano permitiera el exilio del cura fundador de la Legión de Cristo, violador de menores, padre biológico de una ciudadana española? Las acusaciones contra Marcial Maciel, datan desde 1997, y fue hasta 2006 que el Papa Benedicto XVI le ordeno al P. Maciel que se retirara de la vida sacerdotal. Sin abrirle una causa, como la que se le abrió al sacerdote italiano, residente en Chinandega, Marco Dessi. Marcial murió en total ostracismo en 2008.
También están las acusaciones contra diferentes Arquidiócesis en Irlanda y Estados Unidos, en las cuales padres se veían envueltos en acusaciones de abusos sexuales a menores de edad, aprovechando su sotana y la inocencia de los niños. Estas demandas le costaron 85 millones de dólares, sólo en la Arquidiócesis de Boston, para cerrar los casos judiciales que un grupo de acólitos había interpuesto contra diferentes sacerdotes en los juzgados de Estados Unidos.
No quiero pensar ni afirmar que Juan Pablo II estaba al tanto de estas acusaciones, pero creo que la Santa Sede debió de realizar un exhaustivo control y una investigación seria sobre estas acusaciones que caen contra el Santo Padre, acusándolo de encubridor o de incompetente para mantener controlada a su grey.
Otra cosa que me ha dejado un poco escandalizado, es que en la Misa que se celebrará para la canonización, se utilizaran como reliquias, muestras de sangre del Papa. Lo miro como un culto a la muerte y no como la mejor forma de recordar a un hombre que debería ser recordado por sus ideas y sus actos. No por una sotana con poderes mágicos, ni como una botella de sangre capaz de funcionar de antídoto a los actos del Maligno. Me sorprende que en pleno Siglo XXI sucedan estas cosas, que deberían de estar ocultas bajo capas de tierra, como el ultraje que se le hizo al Papa Formoso, que fue exhumado y juzgado, para luego lanzar su cuerpo al Río Tíber. Esta barbarie es conocido en la historia, como el Sínodo del Terror. (http://es.wikipedia.org/wiki/Formoso)
Ojalá nuestra Iglesia se modernice y avance para que sea camino para encontrar nuestra fé. No que sea muro ni se crea infalible.

miércoles, 13 de abril de 2011

Dos Nicaraguas.


Existen dos tipos de Nicaragua. Siempre se ha sabido eso, no es nada nuevo, no nos alarma, no asusta. Pero no hablo de las Nicaraguas antagónicas, de las que las separa un vidrio con aire acondicionado del brutal calor y el insoportable polvo. No. Hablo de las Nicaraguas que a diario conviven en rutas, en centros comerciales, en oficinas.
Estas son amigas, se van al cine juntas, a tomarse una cerveza en la pulpería de la esquina, a ver el juego de beisbol en el campo y las que platican de su vida en el mercado. A simple vista parecerían idénticas, que tienen los mismos problemas y les divierte lo mismo. Que batallan para salir adelante y que caminan la misma ruta. Pero no, todo esto está alejado de la realidad.
No empezaré a hablar de la Nicaragua “democrática” o la Nicaragua “revolucionaria” Esos dos conceptos han sido prostituidos por una clase política prebendaria, egocéntrica y más alejada de lo que los nicas queremos de verdad. Por un lado existe la Nicaragua que piensa a corto plazo, la que no se sofoca por los dilemas del mañana, la que no le incomoda lo que heredará a sus descendientes. Esa es la que acepta su cruz y la carga sin ningún problema porque tiene un plato de comida en su casa. No es víctima de asesinatos por un aparato gubernamental represivo y sin compasión. Esa es la que mira como modernidad que se abran tiendas, se construyan centros comerciales sin inmutarse ante el chavalito que le golpea el vidrio para que le dé un peso. La que acepta que con desparpajo y sin asco pisoteen las leyes con tal que un gobierno les de un techo, les regale una vaca y les prometa amor y paz, mientras ocupan sus impuestos para repartir migajas y engordarse sus bolsillos para vivir como potentados o como oligarcas queriendo construir monopolios y aventurarse en negocios capitalistas que le produzcan rentas.
Pero esta la otra Nicaragua que no acepta que su Constitución sea ultrajada, la que ansía libertad de pensamiento, la que ansía levantarse y salir a la calle a gritar cuatro cosas sin miedo a que nadie te censure, sin miedo a perder su trabajo, sin miedo a sus acciones inmediatas signifiquen manchas oscuras a su futuro.
Ya vienen las elecciones, la cosa va a cinco bandos y todo mundo se dice ser el representante del pueblo, todos lucharan entre sí destruyendo nombres, ensuciando mantillas y rebuscando como chanchos en el lodo, cualquier error que su contrincante haya cometido en su pasado. No quiero decir por quién hay que votar. Tampoco quiero asumir que estos candidatos representen los intereses de la mayoría, pero ¿queremos seguir viviendo en un país donde el PIB crece y los salarios no alcanzan para nada? ¿Queremos mantenernos con miedo de expresar nuestras ideas? ¿Queremos ver como se reparten las migajas para muchos del pastel que comieron unos pocos? O ¿queremos un país donde se respeten los derechos ciudadanos y se haga cumplir los deberes? ¿Queremos un país donde se invierta en educación para asegurar el futuro, no que se invierta en medidas populistas y partidarias?
Nosotros podemos cambiar eso, no con las armas ni con los garrotes, sino con nuestra voz para exigir el respeto que nos merecemos. Espero que al final, las dos Nicaraguas vivan juntas, que haya comida en el plato, pero también exista el respeto a la creencias de los demás.