viernes, 20 de agosto de 2010

¡Clase cáscara!


Perdidos. Así nos llamó la Comisionada Aminta Granera a las personas que cuestionamos la seguridad ciudadana. ¡Qué desfachatez más grande! La que debe de velar por la seguridad de 5.138.200 nicaragüenses llama perdidos a las personas que diferimos de sus apreciaciones. Creo que la comisionada Granera ya cayó en el juego de la polarización. Cayó en la trampa de los medios de comunicación tradicionales de calificar a sus adversarios según sus concepciones ideológicas. La Comisionada está con la idea de: o estás conmigo o estás contra mí. La institución que dirige ya no es confiable para la mayoría de la población y en un caso sin precedentes en el país, esta desconfianza se desvinculó de la política. Ejemplos claros son las revueltas que pobladores enardecidos han realizado en Chichigalpa, La Paz Centro, Nagarote y Catarina. Las acusaciones de que el cuerpo policial es corrupto y clientelista los salpica en todos los niveles jerárquicos de la institución, la cual pregona estar al servicio de la comunidad.
Según informes disponibles en la página web de la PN, de unas poco más de mil denuncias que se recogían por año por cada cien mil habitantes, hasta el 2007 está cifra se había aumentado en más de mil denuncias, llegando a 2.500. Algo que demuestra que estamos en el paraíso de la tranquilidad. Pasamos de 54.983 denuncias en 1996 a 139.318 en el 2007. Un aumento claro y llano del 60%. Estas cifras son impresionantes y para ponernos chirizos. Pero también hay que decir que 16 homicidios que había por 100000 habitantes en el 94 disminuimos a 13 en el mismo 2007. Los robos se han incrementado en un 170%. Se ha dado una ineficiencia en las fuerzas que es notable ya que de 14 Policías que existían por cada 100 delitos, en el 2007 se muestra que ahora sólo hay 7 por la misma cantidad. Todo esto a pesar de que hay más de un tercio de Policías egresados de la Academia Ajax Delgado en relación a 1994.
Estas cifras que no están ocultas en ningún lado demuestran que la perdida es Doña Aminta, incapaz de aparecer cuando estudiantes delincuentes se agarran a morterazos en las principales arterias de la capital. Doña Aminta es la que se pierde cuando ex magistrados a la cabeza de una turba de facinerosos apedrea y destruye a un hotel. La que no se encuentra es ella cuando le debería de mostrar un poco de respeto a sus conciudadanos chichigalpinos y darle una explicación por los sucesos ocurridos en su comunidad.
Doña Aminta, sin ánimos de ofender, ¿no será usted la perdida?

lunes, 16 de agosto de 2010

Enverjados!


Las verjas, nuestras nuevas tarjetas de presentación, si señores así como lo leen. En los últimos años se han incrementado significativamente los ingresos a las empresas relativas a la seguridad y protección personal. Y abarca a todos, desde el soldador del barrio que nos elabora la verja para cuidar nuestra casa hasta el ex militar que, con sus conectes y sus ahorros puso una empresa de seguridad.
Es palpable el sentimiento de inseguridad que existe en Nicaragua, la gente de a pie no toma como suyo “uno de los países más seguros de América” y no estoy exagerando. Está bien, talvez aquí no tengamos los pleitos territoriales de los mareros, ni las ejecuciones que los narcos llevan a cabo. Ni los enfrentamientos entre pobladores de favelas y policía. Pero si tenemos al ladrón que sin ningún pudor y sin importarle que le alumbre el nefasto sol de mediodía te puede ensartar un puñal en tu más querido riñón. Tenemos al pandillero que sin asco te deja caer un adoquín en la cabeza porque no le diste tu teléfono Alcatel, de esos que vienen con los Corn Flakes. En el lugar donde trabajo se han tenido que instalar sofisticados sistemas de alarma, impropios para los nicaragüenses comunes y corrientes 10 años atrás. También se instalaron dos cámaras para identificar mejor el rostro de los desalmados e inescrupulosos delincuentes que a plena luz del día y en una pequeña plaza comercial se introdujeron y sacaron como Pedro por su casa cuatro laptops, todo esto en menos de 10 minutos. Esto de las cámaras lo miro ineficiente e inútil, pues la Policía, aún teniendo las fotos de los sinvergüenzas, no los ha encontrado 3 meses después. Pero, hay más, de ipegüe, la señora dueña de la plaza, me ha hecho sentir como en una fortaleza de metal, pues ha llenado el módulo con unos 20 metros lineales de cortinas aceradas para construir la última muralla, espero que esta si sea capaz de detener a los ladrones.
¿Qué paso con nuestro país? ¿Por qué ha crecido este sentimiento de inseguridad? Mi nariz apunta a que la Policía no ha cumplido su papel. Ya nadie la respeta, es un trabajo uniformado más. Vemos como con su doble estándar es apedreada, mortereada, vilipendiada y usada sin ruborizarse siquiera la cara. La Policía es buena para destituir alcaldes, para cumplir arrestos extemporáneos y matar ciudadanos, es buena para escoltar a políticos y santos, pero es ineficiente para cuidarnos a los que les pagamos el salario, incapaz para protegernos a la mayoría y es hipócrita al no ponerse al Servicio de la Comunidad. Ojalá se rectifique y se detenga este incremento de delitos, aunque sus estadísticas nos digan lo contrario. Es tiempo de volver a sacar nuestra mecedora a la acera sin temor a que un bicicletudo te pase arrebatando tu cadena de oro laminado.