Una ciudad con 133,123 habitantes
en el casco urbano (De acuerdo a la proyección del Censo del 2005) y con unos
25,000 vehículos circulando en el departamento según cifras de la Policía
Nacional ha sido tomada por los comerciantes, los cuales han emitido un decreto
para prohibir la circulación de peatones y vehículos.
Es común ver toldos de Claro,
Movistar y a quién se le venga en gana en las calles de la cabecera
departamental. Ponen sus caramancheles en media calle, con parlantes sonando
música reggaetón y obstaculizando el tráfico. En esta ciudad sin ley nadie les dice nada. Causan filas inmensas
donde la anarquía impera. Un problema reciente son los triciclos. Aproximadamente
2000 triciclos crean el caos en las principales vías. Desde hace unos años
transitar por el Mercado Central es un infierno. Ya hay lugares en las cuales
solo circulan los triciclos. De 20 a 30 tricicleros se ponen en fila india y no
permiten que nadie más utilice esas calles. El Mercado Central debería de ser
removido de su lugar actual, se ha comido 16 manzanas del “centro” de la
ciudad. El desorden se apoderó de la calle que une a la Parroquia El Calvario
con la Parroquia Santa Ana y hasta el Vía Crucis que antes recorría esta ruta
ha tenido que salir disparado porque los canastos, triciclos y tramos en las
aceras han tomado posesión.
La Avenida Central también se unió a la bulla y es común ver
como tiendas de ropa usada, zapatos o cualquiera ha usado la calle como
mostrador. Fácil es chocar con un maniquí que utilice la acera como pasarela.
Los carritos de hot-dog o pollos fritos contribuyen a la fiesta y además de
impedir el paso de los peatones afean la ciudad con los desechos que lanzan a
la cuneta sin el menor pudor.
En mi cuadra hay tres fritangas,
todas están en la acera y es imposible caminar por aquí. Además los taxistas
para evitar la fatiga no se bajan de sus carros y piden la comida desde su
ventana. Por ende ya no se puede caminar ni en la acera ni en la cuneta. A eso,
súmenle que es la salida a El Viejo y el tráfico se pone pesado. Para ir a la
venta de la esquina lo primero que se hace es encomendarse al Señor para llegar
al destino y luego salir como venado asustado viendo a todos lados para que un
bus o un émulo de Vin Diesel no lo levante en el aire.
Es que aquí, el caos es ley. Los
buses se apropian de cualquier acera “mal parqueada” y la toman como terminal
para bajar los canastos, los sacos y los peroles de los viajeros.
El problema es de educación, la
Alcaldía debería de castigar con mano dura a los infractores de las leyes, no
debería de aceptar el impuesto pírrico que pagan los comerciantes por usar las
aceras, quitar el Mercado Central de donde está y ordenar el Mercadito Santa
Ana. Regular la situación de los triciclos y prohibir que las compañías telefónicas
saquen sus toldos en la Esquina de los Bancos y por la Plaza Salomón Ibarra. Ya
es hora de que no piensen en votos sino en el bienestar de sus votantes. Al paso
que vamos le voy a solicitar a Súper Sónico que me preste su carro y así
olvidarme de estas calles enemigas de la libre circulación.