El primer domingo de noviembre de
este año toca a los nicaragüenses a
elegir a nuevos Alcaldes, Vice-Alcaldes y concejales. Hay un dilema en la población
sobre si ir a votar o no. Yo creo que ir a votar no nos conviene ni a la ciudadanía
ni a los partidos políticos.
Las condiciones no están dadas,
los mismos reclamos que se hicieron en el 2008, cuatro años mas tarde siguen
vigentes, a saber:
·
Renovación completa de los árbitros electorales.
Los 10 magistrados del CSE, tanto
propietarios como suplentes se encuentran con cargo vencido y están usurpando
funciones. Nicaragua en sus dos últimas elecciones tiene experiencia en
resultados anómalos y un conteo viciado de la voluntad popular.
·
Entrega de cédulas. Si bien es cierto que la
gente no se preocupa por su documento de identificación en fechas anteriores a
las elecciones, el Consejo sigue con su manía de escoger con un tamiz muy fino
a quien entrega cédulas. Según la Ley Electoral, es deber del CSE expedirle la
cédula o documento supletorio 60 días antes de las elecciones si se han
cumplido los trámites correspondientes.
·
Observación nacional. Desde las elecciones
presidenciales de 2006 no se ha contado con la observación de organizaciones
nacionales independientes, tales como Ética y Transparencia y Hagamos
Democracia. Los argumentos que presenta el CSE son débiles y sin ningún
sustento. El famoso “acompañamiento” se le permite nada más a organismos
parcializados y de conocida afiliación frentista, por ejemplo: El Consejo
Nacional de Universidades y la Procuraduría para la defensa de los Derechos
Humanos.
·
Permitir a los nicaragüenses en el exterior el
derecho al voto. Alrededor de un millón de compatriotas viven en el extranjero y aportan al país mil millones de dólares. La Ley Electoral en su artículo 122 dice lo
siguiente: “El ejercicio del derecho a
votar de los ciudadanos nicaragüenses que se encuentren transitoriamente fuera
del país o residan en el extranjero se circunscribirá a la elección de Presidente
y Vicepresidente de la República, Diputados Nacionales y Diputados al
Parlamento Centroamericano y deberá realizarse con las mismas condiciones de
pureza, igualdad, transparencia, seguridad, control, vigilancia y verificación
de las que se ejerce dentro del territorio nacional.” Si bien es cierto que se
aplica para las votaciones generales es una materia pendiente y no se mira
voluntad del Estado de hacer cumplir la ley.
Por estas razones y algunas otras
que se me escapan la pregunta es válida: ¿vale la pena ir a votar a sabiendas
que no se dan garantías mínimas de que mi derecho a elegir sea respetado?
Con la oferta electoral que se
nos ofrece tampoco miro sabio ir a votar. El PLI funciona como un apéndice de
la bancada frentista en la Asamblea, aunque en los medios de comunicación digan
y juren que están en contra de leyes que no benefician en nada al país. Para mí
la mejor opción es no ir a votar y tampoco que ningún partido se preste al
juego de esta farsa. El FSLN busca en estas elecciones una forma de legitimar
lo ilegal, de mostrarse como el ungido por mandato popular para seguir
descascarando nuestra frágil institucionalidad.
A 6 meses de las elecciones
ningún partido que no sea el oficialista está trabajando para captar el voto de
los ciudadanos. No se miran los candidatos por ningún lado, no están trabajando
con las bases para saber las exigencias del pueblo y se limitan a ponerse la
máscara del Macho Ratón para hacernos creer que desquitan su salario.
Sin condiciones mínimas y sin una
oferta buena para escoger, he decidido
no sumarme a la fantochada. Y vos ¿vas a seguir sirviendo como un número?