lunes, 14 de noviembre de 2011

Diferencia urbana

En esta época de antagonismos, diferencias ideológicas, pleitos, discusiones y debates, me pregunto por qué seguimos usando términos que ya, en mero siglo XXI y tiempos de la revolución tecnológica, suenan más arcaicos que ver a un dinosaurio dando una vuelta por tu patio. Las ofensas más comunes llevan los infaltables epítetos tales como: Comunista, oligarca, burgués, desclasado, pandillero político, mercenario y muchos etcéteras más, pero hay dos apelativos que siempre que los utilizan los enconados rivales me dan ganas de reír; son los ya famosos: Derechista e izquierdista. Como crecí leyendo periódicos, estoy familiarizado con las amenidades, y después del crucigrama, lo qué más hacía era encontrar las seis diferencias. Quiero que el lector, encuentre las diferencias entre estos seres mitológicos y acérrimos rivales, después de leer una serie de enunciados; a saber:
• Uno mira MTV, el otro también.
• Uno mira la Serie Mundial, los clásicos españoles y la Liga Nicaragüense de Beisból Profesional en el 4, el otro también.
• Uno compra en Galerías, La Unión, Metrocentro, El Oriental, el otro también.
• Uno toma café, lee el periódico, va a misa, el otro también.
• Uno da vueltas en su carro, saluda al bombero en la gasolinera, el otro también.
• Uno no participa en actividades de índole social, el otro tampoco.
• Uno se toma sus tragos de Flor de Caña o su cerveza Victoria, el otro también.
• Uno nunca ha leído El Capital ni Democracia en América, ni La Riqueza de las naciones, el otro tampoco.
Creo que ya saben donde quiero llegar, la única diferencia es que uno votó en la casilla 2 y el otro votó en cualquier casilla menos esa. Y eso es motivo suficiente para considerarlo tu enemigo ideológico. Eso basta para encasillarte. Mi opinión es que Nicaragua demasiado se ha desgastado para seguir peleando por casillas ideológicas, no basta con usar etiquetas para sentirte mejor que tu vecino. Creo que es sumamente necesario que esas energías las usemos para trabajar por el país, para consensuar un plan de nación y para hacernos un examen crítico sobre lo que somos y lo que queremos. La próxima vez que alguien me diga que soy de derecha, me limitaré a reírme, no es justo que sufra por la bilis derramada de alguien más. Y me acordaré que antes de ser derechista soy nica y tengo los mismos derechos que el ciudadano que me regalo ese calificativo.

jueves, 10 de noviembre de 2011

¿Para adelante o para atrás?

La respuesta favorita que tienen los compañeros sandinistas cuando le preguntás por quién votó en las elecciones pasadas es que votaron por el candidato ilegal Daniel Ortega porque Nicaragua está mejor que en los 16 años neoliberales. Pero ¿será cierto este argumento? Me di a la tarea de buscar datos oficiales en varios aspectos sociales y económicos fundamentales para determinar si Nicaragua ha avanzado en el lustro pasado, si la propaganda gubernamental está acorde con la realidad. Si me preguntan que pienso sobre programas como Plan Techo, sin dudarlo diría que es una soberana pérdida de recursos. Este Plan Techo representa apenas el 50% de lo que el gobierno gasta en publicidad y al final de la tarde no es un proyecto social, sino más bien, un buen programa digno de las Damas Rotarias o el Club Activo 20-30. Sería egoísta si pienso que una lámina de zinc es peor que un techo de cartón. Pero el problema es su distribución. No va a dirigido a la gente que de verdad lo necesita. Sabemos que para ser beneficiarios de estos programas debés de tener un aval político, no que tu casa esté al borde de un barranco y en el crudo invierno soportés goteras. He conocido a personas con ingresos mayores a los 5,000 córdobas mensuales recibir sus láminas de zinc, ¡con su familia entera! Necesitamos un presidente estadista, no a un activista filantrópico. En el 2006, el salario mínimo promedio (SMP) andaba por 78,11 dólares (al cambio oficial) y la canasta básica costaba alrededor de 254,24 dólares. Esto indica que el SMP alcanzaba apenas para el 31,11%. Uno esperaba que esta diferencia se redujera en un gobierno que se hace llamar solidario, pero en la página del MITRAB aparece que en este 2011 el SMP es de 127,77 dólares y la canasta básica cuesta 431,53. Un incremento de casi el 70% mientras los salarios subieron un 63,57% Para un déficit de 6,43%. Con esos salarios, el nicaragüense común y corriente, el de a pie, vos y yo, apenas logramos comprar el 29,61% de lo que las normas mínimas admiten para llevar una vida decente. Otro “logro” del gobierno es el bono solidario, este bono de 30,59 dólares (Suficientes para cubrir el 7% de la canasta básica) beneficia supuestamente a 149,685 ciudadanos, pero, la Población Económicamente Activa (PEA) en Nicaragua es de 2, 400,000 personas, aproximadamente. En otras palabras, el Bono cristiano, socialista y solidario es recibido sólo por el 6,24% de la PEA. ¡Más migajas para nosotros! Un dato que me pareció sumamente interesante fue el aumento de la deuda externa, vale aclarar que esta cantidad no refleja el endeudamiento con Venezuela, en el 2006, la deuda externa que tenía Nicaragua era de 3,328 millones de dólares y en el 2010 creció en 572 millones de dólares, para un total de deuda de 3,900 millones. En 1989 la deuda nica era de 11,470 millones de dólares, hasta bajar a 3,328 millones en el 2006. Estoy seguro que esta es la punta del iceberg, faltan datos sobre la seguridad ciudadana, el incremento o el descenso del gasto social, la inversión en educación y en salud, pero a grosso modo, estoy seguro que en Nicaragua no se ha avanzado un centímetro y es imperativo que se replanteen programas asistencialistas que sangran al presupuesto. Después de todo, es nuestro dinero.

jueves, 3 de noviembre de 2011

¿Por qué voto?

El domingo es una fecha trascendental en Nicaragua, es ese día, cuando la inercia colectiva desaparece y miles de nicaragüenses trataremos de escoger al candidato que mejor nos represente. Una ola de intelectualismo light e inconforme aduce que no se prestaran a la farsa y no perderán su tiempo para escoger al menos peor. Pero aquí, eso no funciona, no trato de menospreciar a nadie, pero ¿de qué forma un voto nulo o quedarte en tu casa ayuda a construir un país? Yo voto porque la Constitución me lo permite, el artículo 51 es claro. Y desde 1990 las elecciones nacionales han transcurrido en calma, dándole a cada nicaragüense su derecho a escoger, con algunas excepciones (Fraude 2008). Por siempre me ha cobijado el pesimismo, pero esto debe de cambiar, es hora de que cambie, y Nicaragua no puede permitir que en su boleta haya menos peores, y ciertamente, en nuestra conciencia, hay un candidato que es mejor que el resto. No quiero decir por quién voy a votar, pero si puedo enumerar razones para decir por quién no voy a votar: • No voy a votar por un candidato que tenga en su haber procesos penales. No quiero que Nicaragua sea gobernada por personas que se han sentado en el banquillo de los acusados. No quiero que sean liberados o por enfermos o por jueces que lo liberaron sin siquiera hacerle un juicio. • No voy a votar por Mesías ni por indispensables, ni por aquellos que crean que la boleta electoral es un álbum familiar y quieren aparecer toda la vida en ella. • No voy a votar por candidatos que juegan con la religión de los demás, por aquellos que hacen sincretismo religioso, que incluyen en sus discursos palabras como: justicia social, solidaridad, inclusión de los pobres, pero de hecho, se desconectan de la realidad y viven en fortalezas amuralladas, viajan en aviones privados con séquito tipo jeque árabe. Esos no velan por los pobres. • No voy a votar por un candidato quinta columna, por uno que desprecie la voluntad popular y crea que con dólares se compra la confianza de una nación. • No voy a votar por aquel que me prometa darme pescados en vez de enseñarme a pescar. Creo que un país sale de la pobreza cuando se apuesta fuerte en derechos básicos como: la educación gratuita y la salud para todos, no con dádivas ni con dinero regalado que no entra a las arcas del estado. • No voy a votar por aquel que me ofrezca más de lo mismo, Nicaragua está mal y francamente, si ofrece más de lo mismo, nuestro futuro está endeudado y oscuro desde ya. No creo que alguna persona cuerda piense que este país se va a mejorar siguiendo experimentos populistas. • No voy a votar por candidatos que ocupen puestos del estado para repartirlos como gofios en Gritería, dependiendo de la lealtad partidaria, de la camiseta que te pongás y de las horas que gastés en una rotonda. Quiero unas oficinas gubernamentales limpias de rostros que recuerden estados fascistas, con empleados prestos para atender y solucionar tus problemas. • No voy a votar, y esto es lo más importante para mí, por candidatos que violen la Constitución, por aquellos que usurpen funciones de otros poderes estatales, ni por aquellos que quieran convertir a las fuerzas del orden público en empleados al servicio de sus intereses. Este 6 de Noviembre voy a estar solo frente a la boleta, nadie más va a interferir en mi decisión, observaré lo que pasa a mi alrededor y si algo anómalo ocurre lo denunciaré. Basta ya de la pereza ciudadana, sé que el voto no es la panacea de los problemas que nos aquejan, pero al menos es algo. Puede ser el inicio para tener una República de Nicaragua en vez de una hacienda que se pueda alquilar por cinco años. ¡Votá!